martes, 7 de abril de 2009

Kiss en Buenos Aires, estadio River Plate

Llegamos a las inmediaciones del estadio de River pasadas las 21:30 horas, a fin de asegurarnos de no ver ni escuchar absolutamente nada de esas patéticas y paupérimas pseudo manifestaciones musicales que los organizadores habían programado para horas tempranas.
De modo que cómodamente instalados en la popular riverplatense a eso de las 21:50 horas, nos dispusimos a vivir una de las expresiones más alucinantes que el Hard Rock (o como gusten denominarlos) nos ha entregado en los últimos treinta y cinco años: KISS, el legendario cuarteto neoyorkino. La anterior visita de los mismos, once años atrás, en el mismo escenario (Para la presentación de "Psycho Circus", su hasta ahora último álbum de estudio) nos había dejado gusto a poco.
Y contra nuestras expectativas... la situación volvió a repetirse.
Y el motivo, volvió a ser el mismo: disconformidad -desde nuestra óptica, claro está- con el setlist. Observen:
"Deuce", "Stutter", "Got To Choose", "Hotter Than Hell", "Nothin´ To Lose", "C´mon and Love Me", "Parasite", "She", "Watchin´ You", "100000 Years", "Cold Gin", "Let Me Go, Rock ´N´ Roll", "Black Diamond", "Rock And Roll All Nite", "Shout It Out Loud", "Lick It Up", "I Love It Loud", "I Was Made For Lovin´ You", "Love Gun" y "Detroit Rock City"... No tengo pudores en afirmar que realmente comenzamos a disfrutar del show con "Rock And Roll All Nite"... y de ahí hasta el cierre. O sea, un tercio del mismo.
Leyendo y escuchando opiniones de fanáticos, interpretamos que ésta es simplemente nuestra visión, y pasa más por un gusto personal acerca de las canciones, que por la performance de la banda en sí.
Es KISS, y eso es indudable... estuvo la maravillosa voz de Paul Stanley, la cual acusa un poco el paso de los años. Estuvo la fascinante presencia escénica de Gene Simmons, con su vuelo, su sangre sintética y su clásica imagen escupiendo fuego. También estuvo el aporte de Eric Singer tras los parches, un batero muy superior a quien fuera el clásico baterista de KISS, Peter Criss. Y finalmente estuvo Tommy Thayer en el lugar de Ace Frehley, siendo también un guitarrista muchísimo más técnico que el original "Hombre del Espacio"... Hubo excelente juego de luces, mucha versatilidad, gran comunicación de Paul con la gente (incluso hablando bastante en español), algunos divertidos momentos en los cuales Paul amagó cantar "Guajira Guantanamera" o "Stairway to Heaven", altísimo derroche de pirotecnia sonora y visual, e inclusive algunos alardes de virtuosismo de parte de Thayer y de Singer, pero... honestamente, no nos conformó. Ni a nosotros ni a una porción muy numerosa del público, al cual observábamos poco participativo desde nuestras alturas en la Sívori.
La banda tocó por espacio de 130 minutos, con un pequeñísimo intervalo. Eso es un punto a favor, máxime tratándose de músicos veteranos. Se brindaron por su gente, de eso no caben dudas. No vinieron simplemente "por nuestro dinero"... pero al menos yo, hubiese querido escuchar clásicos como "Creatures of the Night", "Tears Are Falling", "Heaven's on Fire", "Crazy, Crazy Nights", "Hide Your Heart", "Sure Know Something", "Is That You?", "Psycho Circus", y un largo etcétera. Cuestión de gustos, supongo.

Mucha gente en la popular y en las plateas, casi todo completo. No así en el campo, cubierto hasta la mitad. Nuestros modestos cálculos tiraban 45000 asistentes, la organización acusó 55000. Como sea, el marco fue muy bueno.
Cabe destarcar el detalle de que el grueso de la gente optó -al igual que nosotros- por llegar minutos antes del comienzo de los neoyorkinos, en una decisión tan masiva como lógica. Imposible tolerar nada de lo que los precedió... organizadores del Quilmes: déjense de joder con estas grillas que pergreñan, incapaces de distinguir entre una banda histórica y aclamada en todo el globo como KISS, con esos engendros impresentables que programaron para telonearlos. Obligaron al público a amontonarse en las afueras del Monumental minutos antes de las diez de la noche.

Nos quedó el gusto dulce de haberlos visto, quizás, por última vez. Y el placer de asistir a un show multitudinario reservado para aquellos que juegan desde siempre en primera división.
Una de las agrupaciones emblemáticas de nuestros dorados años de adolescencia y primera juventud. No es poco. Por eso, les perdonamos absolutamente todo...

Comentó Javier Parente, para OXIDO.

1 comentario:

  1. Muy buen comentario, estuve leyendo otros y todos estaban muy contentos con la actuación de la banda pero veían nada más que el show: osea la imagen de la banda, la escenografía, la pirotecnia,etc. Creo que huebiese sido bueno que toquen esas canciones que también son clasicas que nombraste.
    Pero bueno, son cuestiones de gustos, como dijiste. A mi me gusta la etapa mas pesadita de la banda también jaja.

    Un abrazo Javier!

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